El "Ordo salutis" es un término latino que significa "el orden de salvación". Habla de una manera de organizar todos los eventos de la redención en el orden consecutivo en que aparecen en la vida de un individuo (como se revela en la Biblia) cuando se une a Cristo por el Espíritu Santo. Tenga en cuenta que nunca debemos separar los beneficios (regeneración, justificación, santificación) del Benefactor (Jesucristo). Todo el proceso (elección, redención, regeneración, etc.) es la obra de Dios en Cristo y es solo por gracia.
Todos los beneficios de la redención, como la conversión (fe y arrepentimiento), la justificación, la santificación y la perseverancia, presuponen un corazón renovado (la existencia de la vida espiritual) que cree. La obra de aplicar la gracia de Dios es un proceso unitario dado a los elegidos simultáneamente en Cristo. Esto es instantáneo, pero definitivamente hay un orden causal (la regeneración da lugar a todo el resto). Aunque estos beneficios no se pueden separar, es útil distinguirlos. Por lo tanto, en lugar de imponer un orden cronológico, deberíamos verlos como una obra unitaria de Dios para unirnos con Chris.t Siempre debemos tener en cuenta que las órdenes expresadas en los siguientes artículos ocurren juntas o suceden simultáneamente como el calor y el fuego. Todos los aspectos de la obra de Dios continúan juntos a lo largo de la vida de un cristiano.
Jesucristo es la fuente de todas las bendiciones redentoras, incluida la regeneración, la justificación y la santificación (1 Co 1:30). La elección es la superestructura de nuestro ordo salutis (un plan, por así decirlo, de lo que Dios pretende hacer para elegir a los pecadores en el tiempo), pero no en sí misma la aplicación de la redención. La regeneración, la obra del Espíritu Santo que nos lleva a una unión viva con Cristo, tiene una prioridad causal sobre los otros aspectos del proceso de salvación.
Dios abre nuestros ojos, vemos.
Dios circuncida / desenchufa nuestros oídos, oímos.
Jesús llama a un muerto y entierra a Lázaro de la tumba, él viene; (Ef 2: 5)
De la misma manera, el Espíritu Santo aplica la regeneración (abriendo nuestros ojos espirituales y renovando nuestros afectos), de manera inmediata e infalible, dando como resultado la fe. (Juan 6:63, 65) (1)
El orden de la salvación ("Ordo Salutis) nos muestra de una manera difícilmente cronológica y más bien divina, la voluntad y el plan de Dios establecido en su Decreto Eterno. Veamos que estableció el Creador respecto a la Salvación:
1.- ELECCIÓN Y PREDESTINACIÓN
ELECCIÓN: La salvación empezó aun antes de que el mundo existiera. Dios escogió a los suyos en Cristo antes de la fundación del mundo. ¿Por qué Dios decidió salvar a su pueblo? La única razón fue por pura gracia. Nos escogió no conforme a nuestras obras o decisiones, sino según su buena y perfecta voluntad. En términos de Wayne Grudem, “Elección es el acto de Dios antes de la creación en el que Él escoge a algunas personas para salvarlas, no a cuenta de ningún mérito previsto en ellas, sino solamente debido a su soberanía y placer”.(1)
(Vea Efesios 1:3-14; 2 Tesalonicenses 2:13-15; 2 Timoteo 1:9; Romanos 9:15-24; romanos 11:1-6; Éxodo 33:19; Isaías 65; Jeremías 18:1-12; Juan 15:16-17; Juan 17:6; romanos 9:10-13; efesios 2:8-10; Nehemías 9:7-8; Génesis 15:7-8; Génesis 18:19; Gálatas 3:29; 1 Corintios 1:26-3; Deuteronomio 7:7-8; Deuteronomio 9:4-6; Santiago 2:5; Mateo 1:2; Santiago 1:18; 1 Pedro 1:2; Mateo 22:14; romanos 8:29-30; 1 Tesalonicenses 1:2-4; 1 Tesalonicenses 1:4-5; Juan 6:37-40; romanos 11:28-36; romanos 8:31-39; Juan 10:27-29; Juan 17:2; Colosenses 3:12-14; Filipenses 2:12-13; 2 Pedro 1:3-11; 2 Timoteo 2:10)
PREDESTINACIÓN: Romanos 8:29-30 nos dice, “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de Su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.” Efesios 1:5 y 11 declaran, “... en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de Su voluntad.... En Él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de Su voluntad.” Mucha gente tiene gran hostilidad hacia la doctrina de la predestinación. Sin embargo, la predestinación es una doctrina bíblica. La clave es entender lo que significa bíblicamente la predestinación.
Las palabras traducidas como “predestinado” en las Escrituras arriba mencionadas, vienen de la palabra griega “proorizo” que significa “determinar anticipadamente”, “ordenar”, “decidir sobre un tiempo futuro”. Así que predestinación es Dios determinando anticipadamente ciertas cosas que ocurrirán tiempo después. ¿Qué es lo que Dios determinó anticipadamente? De acuerdo a Romanos 8:29-30, Dios predeterminó que ciertos individuos serían conformados a la semejanza de Su Hijo, llamados, justificados, y glorificados. Esencialmente, Dios predeterminó que ciertos individuos serían salvados. Numerosas Escrituras se refieren a los creyentes en Cristo como habiendo sido elegidos. (Mateo 24:22, 31; Marcos 13:20, 27; Romanos 8:33; 9:11; 11:5-7,28; Efesios 1:11; Colosenses 3:12; 1 Tesalonicenses 1:4; 1 Timoteo 5:21; 2 Timoteo 2:10; Tito 1:1; 1 Pedro 1:1-2; 2:9; 2 Pedro 1:10) La predestinación es la doctrina bíblica de que Dios en Su soberanía eligió a ciertos individuos para ser salvos.
La objeción más común hecha a la doctrina de la predestinación es que es injusta. ¿Por qué Dios escogería a ciertos individuos y a otros no? El punto más importante que debemos recordar es que ninguno de nosotros merecemos ser salvados, porque todos hemos pecado (Romanos 3:23) y todos merecemos el castigo eterno (Romanos 6:23). Como resultado, Dios sería perfectamente justo en dejar que pasemos una eternidad en el infierno. Sin embargo, Dios generosamente decidió salvar a algunos de nosotros. Él no está siendo injusto con aquellos que no eligió porque ellos reciben lo que merecen. El hecho de que Dios fuera clemente con algunos, no lo hace injusto para con los otros. Nadie merece nada de Dios, por lo tanto nadie puede objetar si no recibe algo de Dios. Una ilustración sería el que yo regalara dinero a 5 personas de entre un grupo de 20. ¿Las 15 personas que no recibieron dinero, estarían molestas? Probablemente sí. ¿Tendrían razón para estar molestas? No. ¿Por qué? Porque yo no le debía dinero a ninguno de ellos. Simplemente decidí ser generoso con algunos.
Si Dios elige quién es salvo, ¿no mina eso nuestro libre albedrío de elegir y creer en Cristo? La Biblia dice que tenemos la libertad de elegir – todo lo que tenemos que hacer es creer en Jesucristo y seremos salvos (Juan 3:16; Romanos 10:9-10). La Biblia nunca describe a Dios rechazando a alguno que cree en Él o alejando a alguien que lo haya estado buscando (Deuteronomio 4:29). De alguna manera, en los misterios de Dios, la predestinación trabaja mano a mano con una persona que es conducida por Dios (Juan 6:44) y cree para su salvación (Romanos 1:16). Dios predestina a quien será salvado, y debemos elegir a Cristo para ser salvados. Ambos factores son igualmente verdaderos. Romanos 11:33 proclama, “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son Sus juicios, e inescrutables Sus caminos!”
2.- LLAMAMIENTO EFICAZ
En un momento determinado de la historia, Dios aplicó su gracia de manera eficaz a los corazones de los suyos. Llamó a su pueblo por medio del Espíritu, abriendo sus corazones para que estuviesen atentos a la predicación de la palabra de Dios. Como predicó Charles Spurgeon, “Cuando Dios llama, el hombre puede resistir, pero su resistencia nunca será eficaz. […] Cuando Dios dice: Sea la luz, las tinieblas más impenetrables ceden paso a la luz. Si dice: Que haya gracia, el peor pecado cede, y el corazón del pecador más endurecido se derrite ante el fuego del llamamiento eficaz”. (2) Charles Spurgeon se glorió en la doctrina bíblica de la salvación.
(Vea Isaías 55.7, Mateo 28.19-20, Romanos 10.14, 17, 2 Timoteo 1.9-10, 3.15)
3.- REGENERACIÓN
Además de abrir nuestros corazones, el Señor simultáneamente nos concedió una nueva naturaleza, quitándonos el corazón piedra y concediéndonos uno de carne. Se trató de un nuevo nacimiento por el poder de Dios. Gracias a la regeneración, los impíos ahora pueden colocar su fe en Cristo y arrepentirse de todo pecado (cosa que el ser humano no puede ni quiere hacer en su naturaleza caída). La regeneración, pues, es una obra soberana de Dios, efectuado por su poder divino. Según Martyn Lloyd-Jones, “Es el acto de Dios por el que se implanta un principio de nueva vida en un hombre o en una mujer con el resultado de que la disposición gobernante del alma se torna santa”. (3)
(Vea Ezequiel 36.26-27, Mateo 16.17, 1 Corintios 2.12-14, 2 Corintios 3.3, 6, 2 Tesalonicenses .2.13-14, Tito 3.5)
4.- CONVERSIÓN (FE Y ARREPENTIMIENTO)
FE: La primera señal del nuevo nacimiento es fe en el alma, fe salvadora. Es una fe que le cree a Cristo, que abraza al Señor de manera tierna, que persevera en medio de las aflicciones hasta el fin y que se deleita en todo lo bueno y lo santo. Esta clase de fe salvadora es un regalo celestial, concedida por el Altísimo. De esta manera nadie puede jactarse de nada que no sea la gracia de Dios.
ARREPENTIMIENTO: La fe y el arrepentimiento son los dos lados de la moneda de la conversión. Donde la fe es positiva en el sentido de que abraza a Dios; el arrepentimiento es negativo porque se aparta del pecado. El que se arrepiente de verdad siente dolor y vergüenza por su pecado, confiesa su iniquidad, reforma su vida a nivel interno y externo y está motivado por la contemplación de la bondad de Dios revelada en el evangelio.
Para conversión (Fe y Arrepentimiento) vea Isaías 55.11, Oseas 14.2, 4, Hechos 17.30-31, 20.21, Romanos 1.17, Efesios. 1.17-18, 2.8)
5.- JUSTIFICACIÓN
Una vez que nace fe en el corazón del creyente, Dios le justifica legalmente. Ya que Dios decreta su estado justo en base a la obra impecable del Señor Jesucristo, no hay más condenación para el creyente. Está muerto a la ley de Dios (en el sentido legal de la palabra). Es imposible que perezca porque Cristo pagó la deuda de todos aquellos que son de la familia de la fe. La reciente Declaración Ligonier sobre Cristología (2016) da una definición excelente de esta doctrina: “Afirmamos la doctrina de la justificación solo por la fe, que un pecador es declarado justo delante de Dios solo por la fe en la persona y la obra de Cristo solamente, sin ningún mérito u obra personal. Afirmamos, además, que negar la doctrina de la justificación solo por la fe es negar el evangelio” (Artículo 14).
(Vea Jeremías 23.6, romanos 3.24-26, 4.5-8, 5.17-19, Gálatas 2.16)
6.- ADOPCIÓN:
La gracia de Dios convierte a los pecadores de siervos de Satanás en siervos de Cristo, más aún, Dios promete más que eso. El manifiesta su amor paternal para con los pecadores perdidos adoptándolos como sus propios hijos. A través de la adopción, Él les da todos los derechos, privilegios y protección, como perteneciendo a su familia y teniendo su nombre. Ellos se vuelven hijos e hijos adoptivos del Padre, y hermanos, hermanas, y coherederos con Cristo.
(Vea Salmos 103.13, Juan 1.12, romanos 8.15-17, Gálatas 4.5-7, Efesios 1.5)
7.- SANTIFICACIÓN Y PERSEVERANCIA
Santificación: La santificación inicial del creyente se da en el momento de la regeneración; no obstante, este bendito proceso acompaña al creyente hasta la tumba. Mediante la santificación, el hijo de Dios se va haciendo cada vez más semejante a la imagen de Dios y alejándose del pecado. Dios santifica a los suyos, preparándolos para el día de la glorificación.
(Vea 2 Corintios 7.1, Efesios 2.10, 5.26, 2 Tesalonicenses 2.13, Hebreos 13.20-21)
Perseverancia de los Santos: La Confesión Bautista, la cual está de acuerdo en este punto con las otras confesiones históricas de fe, dice: "Aquellos a quienes Dios ha aceptado en el Amado, y ha llamado eficazmente y santificado por Su Espíritu, y a quienes ha dado la preciosa fe de Sus elegidos, no pueden caer ni total ni definitivamente del estado de gracia, sino que ciertamente perseverarán en él hasta el fin, y serán salvos por toda la eternidad, puesto que los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables. . ." (Confesión Bautista de 1689, Capítulo 17; párrafo 1). Demostremos que esto es exactamente lo que las Escrituras nos enseñan.
"Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?. . . Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro." (Romanos 8:29-31; 38-39).
Otra vez, tenemos que reconocer el hecho de que, todo lo que los hombres del Sínodo de Dort (y todos aquellos que enseñan de la misma manera), estaban haciendo, era poner dentro de un pequeño esquema, en una forma sistemática, las enseñanzas del Evangelio de la libre y soberana gracia de Dios. Si el hombre no puede salvarse a sí mismo, entonces Dios debe salvarle. Si no todos los hombres son salvos, entonces Dios no ha salvado a todos. Si Cristo ha hecho la satisfacción por pecados, entonces, esta expiación es por los pecados de aquellos que son salvados. Y si Dios se propuso revelar esta salvación en Cristo a los corazones de todos aquellos a quienes Él escogió salvar, entonces, Dios proveerá los medios necesarios y eficaces para realizarlo así. Por lo tanto, si habiendo decretado salvar, habiendo muerto para salvar, y habiendo llamado a la salvación a aquellos que jamás se salvarían por sí mismos; entonces, Él también preservará a aquellos salvados hasta la vida eterna, para la gloria de Su Nombre.
De este modo, siguiendo la depravación total, la elección incondicional, la expiación limitada, y el llamamiento eficaz, llegamos a la perseverancia de los santos. "Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo." (Filipenses 1:6). La Palabra de Dios contiene múltiples referencias acerca de esta bendita verdad. "Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero." (Juan 6:39). "Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano." (Juan 10:28). "Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida." (Romanos 5:10). "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús. . ." (Romanos 8:1).
Este es el sello del creyente, que él pertenece a Cristo; que él está perseverando en las cosas de Cristo; que él está procurando tanto más hacer firme su vocación y elección. (Vea 2 Pedro 1:10). El creyente en Cristo puede caer en la tentación, pero el Señor "no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar." (1 Corintios 10:13). Así que el creyente se fortalecerá y seguirá fortaleciéndose cada vez más, en las cosas relacionadas con su salvación, para la gloria de Cristo.
8.- GLORIFICACIÓN
La santificación del creyente se completará en el gran día de la glorificación, después del cual el siervo de Dios nunca volverá a pecar contra el amor de su Padre. La glorificación de los creyentes servirá para que el nombre del Dios trino –el cual ha efectuado nuestra salvación de principio a fin- sea exaltado eternamente. ¡Gloria a Dios por el ordo salutis, por su magnífica obra de salvación efectuada en nosotros!
(Vea Eclesiastés 12.7, Juan 5.28-29, Hechos 24.15, Romanos 8.30, 1 Corintios 15, 2 Corintios 5.1, 6,8, Filipenses 1.23)
1[1] GRUDEM, Wayne, Doctrina bíblica (Vida: Miami, 2005), p. 282.
2[1] SPURGEON, Charles, Sermones del año del avivamiento (Estandarte de la verdad: Edimburgo, 2008), pp. 79-80.
3[1] LLOYD-JONES, Martyn, Dios el Espíritu Santo (Peregrino: Ciudad Real, 2001), p. 100.
Editado y redactado por Cesar Ángel
REFERENCIAS:
"Ordo Salutis. Una introducción a la soteriología reformada"
Will Graham, Protestante Digital
Predestinación
Got Questions
El camino de la salvación.
Reformado Reformándose
"Los 5 puntos del Calvinismo"
W. J. Seaton
Ordo Salutis. John Murray
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