Thomas O. Staggs, vicepresidente de la multimillonaria empresa cinematográfica Disney, habría confirmado en las últimas horas, ante medios internacionales, la primera producción animada de un personaje homosexual o una princesa lesbiana.
Recientemente la poderosa Alianza de Gays y Lesbianas contra la Difamación (GLAAD), puso a Disney en el punto de mira de no dar visibilidad a su colectivo en ninguna de las 11 películas lanzadas en los últimos 2 años.
Las presiones de estos grupos llevan años siendo muy fuertes, pero en los últimos meses se han recrudecido y Disney está dispuesta a contentarlos.
Especialmente tras una campaña que ha arrasado en Twitter pidiendo a Disney que Elsa, el personaje de Frozen tan querido por todos los niños, sea la primera protagonista lesbiana de la historia de la factoría en la secuela que se prepara para 2018. El hashtag de la campaña, que ha superado ya los 19.000 tuits, no deja lugar a dudas: #GiveElsaAGirlFriend.
#GiveElsaAGirlfriend because LGBT kids deserve to know that there is nothing wrong with them💛💛💛💛💛— jeffrey💛marsh (@thejeffreymarsh) 1 de mayo de 2016
¿Por qué esta obsesión por plantar en Disney la bandera multicolor?
Uno simbólico.
Desde sus orígenes, Disney representa modelos de familia universales (padre, madre e hijos, matrimonios entre hombres y mujeres, personajes que responden a los roles espontáneos de su género, etc.), y eso, para los que defienden que la voluntad humana debe prevalecer sobre cualquier otra consideración física y biológica, es una aberración cultural que debe ser corregida.
Otro estratégico.
La batalla por imponer un modelo social y cultural libre de géneros fijos, basado en el deseo personal, pasa por lavar el cerebro a los niños desde bien pequeños. Su futuro depende de que tus hijos interioricen los nuevos modelos de familia y de
relaciones. Normalizar para vencer. ¿Y quién mejor que Disney para ganarse al público infantil?
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