La mayoría de las personas suponen que Jesús tenía cabello largo. Al fin y al cabo, esa es la forma en que siempre ha sido representado en pinturas, ilustraciones y películas. Pero ¿son correctas tales representaciones?
El hecho es que no sabemos cómo era Jesús, ya que transcurrieron varios siglos antes de que se hicieran los primeros dibujos o ilustraciones acerca de él. Por lo tanto, toda imagen que hayamos visto de él no es más que producto de la imaginación del artista.
Lo que sí sabemos es que su apariencia era diferente de como ha sido representado tradicionalmente, con pelo largo. Al fin y al cabo, el mismo Jesús inspiró al apóstol Pablo lo que leemos en 1 Corintios 11:14:
“¿No les enseña el mismo orden natural de las cosas que es una vergüenza para el hombre dejarse crecer el cabello?”.
En la Biblia también encontramos pruebas indirectas de que Jesús no tenía el cabello largo. Quizá la más elocuente es que cuando Judas lo traicionó tuvo que darle un beso para que fuera identificado. Esa era la señal que Judas les había dicho a los alguaciles que les daría, para que supieran quién era Jesús. ¿Por qué tenía que hacer eso Judas? Porque la apariencia de Jesús era igual a la de cualquier hombre de su tiempo, y ellos no habrían podido identificarlo si Judas no le hubiera dado el beso traidor.
Este incidente nos muestra que Jesús tenía la misma apariencia de cualquier judío común y corriente de la época; no tenía una fisonomía sobresaliente o notoria. En la profecía mesiánica de Isaías 53:2 leemos: “No había en él belleza ni majestad alguna; su aspecto no era atractivo y nada en su apariencia lo hacía deseable”.
En los evangelios se nos dice que por lo menos en dos ocasiones en que algunos querían matarlo, Jesús pudo escabullirse entre la gente (Lucas 4:30; Juan 8:59). Pudo escaparse sencillamente porque se veía igual a los demás y podía pasar inadvertido entre la gente a su alrededor.
En un artículo de la Prensa Asociada, del 2004, leemos: “‘Jesús no tenía el cabello largo’, dijo el antropólogo físico Joe Zias, quien ha estudiado cientos de esqueletos encontrados en excavaciones arqueológicas en Jerusalén. ‘Los varones judíos en la antigüedad no tenían cabello largo’. Los textos judíos ridiculizaban el cabello largo como algo romano o griego”. Y sin embargo, tal como lo demuestran muchas estatuas y monedas de aquella época, ni siquiera entre los romanos y los griegos era común el cabello largo.
“Junto con extensos escritos de ese período, los expertos también señalan un friso en el arco de Tito en Roma, construido después de la captura de Jerusalén en el año 70 d.C. para conmemorar la victoria, en el cual se ve que los judíos llevados cautivos tenían el cabello corto” (ibídem).
Jesús no era un hombre delicado ni afeminado, con cierto aspecto angelical, como generalmente se representa en ilustraciones o imágenes. Era carpintero, un hombre que conocía el oficio de la construcción. Sabía cómo talar árboles y hacer vigas de madera, transportar piedras para construir muros, edificar casas de piedra y madera.
En los evangelios es muy claro que pasaba mucho tiempo al aire libre. Se relacionaba con pescadores, la clase de personas que nunca respetarían o seguirían a una persona débil o de constitución frágil. Pero Jesús tuvo 12 discípulos que lo seguían dondequiera que iba y que en su momento murieron por él. Lo conocían como un verdadero hombre, no como la invención que vemos en tantos cuadros y pinturas.
Fuente: Iglesia de Dios Unida
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