viernes, 22 de septiembre de 2017

¿Por qué dicen que el 23 de septiembre del 2017 es el fin del mundo?





A la humanidad le fascina hablar del fin del mundo. Los recientes eclipses, huracanes, y terremotos han vuelto a despertar rumores sobre ello. De hecho, hay una teoría sobre el fin del mundo que ha estado circulando con fuerza en las redes sociales. Esta teoría se basa en la alineación inusual de ciertos cuerpos celestes el 23 de septiembre del 2017, y en base a ello se dice que ese día sucederá el fin del mundo, el rapto, o un gran terremoto (hay varias versiones de la misma teoría).

El texto bíblico que se usa es el siguiente:

“Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. Estaba encinta, y gritaba por los dolores del parto y el sufrimiento de dar a luz. Entonces apareció otra señal en el cielo: Un gran dragón rojo que tenía siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas había siete diademas. Su cola arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró delante de la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo cuando ella diera a luz.  Y ella dio a luz un Hijo varón, que ha de regir a todas las naciones con vara de hierro. Su Hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta Su trono”, Apocalipsis 12:1-5.





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La interpretación que se da a este pasaje es algo así:

El 23 de septiembre se cumplirá la señal de Apocalipsis 12. La constelación de Virgo (la mujer en Apocalipsis) está ya en posición acostada, lista para dar a luz. La constelación de Leo, con sus nueve estrellas, junto con los planetas Mercurio, Venus, y Marte, formará “una corona de doce estrellas sobre su cabeza”. El sol estará sobre su hombro (“vestida del sol”), y la luna estará “debajo de sus pies”. Júpiter, la “estrella” que representa al rey (quien es Jesús y su iglesia), estará terminando cuarenta y dos meses (Ap. 11:2; Ap. 13:5) en su vientre. El nacimiento de la “estrella” Júpiter ocurrirá el 23 de septiembre, el cual es también Yom Teruah, la quinta fiesta judía del sonar de las trompetas (1 Co. 15:51-52; 1 Ts. 4:13-18; Ap. 8-9). Esta alineación nunca ha ocurrido antes. Ocurre cada 7,000 años. Es la señal de Apocalipsis 12. Cristo viene con trompeta por su iglesia. Es Yom Toruah, anótalo en tu calendario… el rapto es el 23 de septiembre.1

Creemos que esta interpretación “astrológica” de las Escrituras es completamente errónea. De hecho, va en contra de la interpretación sensata y literal de la Biblia, agregando elementos místicos y astrológicos que son completamente foráneos al cristianismo bíblico y a la interpretación correcta.

Analizando los problemas

Los problemas con esta interpretación son muchos. Veamos algunos de ellos.

1. Es una interpretación nueva.

Debemos tener mucho cuidado de interpretaciones que provienen de supuestos maestros de la Biblia que no tienen buen testimonio en la iglesia, y más si su interpretación agrega elementos foráneos a la Biblia (como profetas de otras religiones, astrología, numerología, etc.). Una interpretación no es necesariamente equivocada por ser nueva, pero debe ser sometida a intenso escrutinio, ya que de lo contrario puede desviar a personas crédulas, y finalmente hacer daño a la causa de Cristo.

Sigamos el consejo que Pablo le dio a Tito: “Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina” (Tit. 2:1).




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2. Malinterpreta el lenguaje del libro.

Por ejemplo, cuando el pasaje dice “en el cielo” (Ap. 12:1), no se refiere al espacio exterior sino a la esfera espiritual. Todas las señales mencionadas en este pasaje están “en el cielo”: la “puerta abierta en el cielo” (Ap. 4:1), el trono (Ap. 4:2), el templo (Ap. 11:19; Ap. 14:17; Ap. 15:5), la gran batalla (Ap. 12:9, que pertenece al mismo capítulo), la “otra señal” (Ap. 15:1), y la gran multitud (Ap. 19:1). En ninguna ocasión se refiere a constelaciones. Más bien son símbolos, imágenes, cosas “vistas en visión” que revelan realidades celestiales. Nunca se refiere a un conjunto de estrellas en el espacio.

3. Es una interpretación inconsistente.

El versículo 3 habla de “otra señal”: el dragón. ¿Representa alguna constelación? No. El mismo pasaje, seis versos después, aclara que el dragón representa “el Diablo y Satanás” (Ap. 12:9). Podemos ver que la interpretación astrológica es incorrecta, ya que no es consistente. Debemos dejar que la Biblia se explique a sí misma, y no importar elementos extraños a ella.

4. Ignora el contexto.

El capítulo 12 está en un contexto más amplio:

Capítulo 11: dos testigos (dos agentes divinos).

Capítulo 12: dos señales.

Capítulo 13: dos bestias (dos agentes diabólicos).

Es importante mantener el contexto literario del pasaje. No es el lugar de este artículo dar una explicación extensa sobre la interpretación de estos tres capítulos, pero será suficiente decir que claramente el capítulo 12 representa la guerra cósmica entre Dios y Satanás, la cual culminará en los últimos tiempos.





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5. Es arbitraria.

¿En base a qué se dice que Júpiter representa a Jesús? No en base a la Biblia. Decir eso mezcla mitología romana con las Escrituras. Además, ¿cuántas estrellas hay en la constelación de Leo? ¡Más de doce! Apocalipsis 12 indica que la mujer tiene una corona de doce estrellas. La interpretación astrológica llega al número 12 de una manera arbitraria: escogiendo nueve estrellas e importando tres planetas cercanos. Eso no es honesto.

Por cierto, una característica de las falsas profecías es que muchas veces contienen elementos numerológicos que “cuadran”. Es difícil argumentar con una persona que cree en una teoría así, ya que responden: “¡Es que los números cuadran!”. La razón por la que los números dan es porque están diseñados de esa manera. Es como aquel antiguo chiste que comienza con “escoge un número del 1 al 100”, y después de sumas, restas, y multiplicaciones, el número en la mente es adivinado. ¿Por qué? Porque está diseñado así.


6. Contradice la Biblia.

Jesús dice claramente: “Pero de aquel día y hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre” (Mt. 24:36). En base a eso, “también ustedes estén preparados, porque a la hora que no piensan vendrá el Hijo del Hombre” (Mt. 24:44). Esto sí lo dice la Biblia claramente, y de boca de nuestro mismo Señor Jesucristo. Cualquier persona que diga lo contrario hace a Cristo mentiroso.

Debemos recordar bien eso: cualquier persona que diga saber el día, está diciendo que Jesucristo mintió.





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Las ideas tienen consecuencias

Debemos ser cuidados a la hora de interpretar pasajes difíciles,2 mucho más si nuestras ideas son novedosas. De hecho, la interpretación incorrecta del pasaje tiene consecuencias negativas sobre la Iglesia de Cristo.

Por un lado, nos lleva a la distracción. Cristo no nos llama a anunciar “la señal de Apocalipsis 12”. Nos llama a anunciar el evangelio. Al enfocarnos en cosas que la Biblia no dice, no solo nos distraemos nosotros, sino que distraemos a otros. Pasar tiempo investigando antiguas profecías, números escondidos en la Biblia, y referencias mitológicas que no están allí, quitan el tiempo del serio estudio de la Biblia, y llevarán a muchos al error.

En lugar de eso deberíamos estar usando bien el tiempo para estudiar la Biblia a profundidad, aprovechando la multitud de buenos maestros que Dios ha dado a la iglesia, aquellos que han demostrado con su vida ser siervos de Jesucristo que no buscan su propia gloria, sino mostrar lo que el texto verdaderamente dice.

A eso debemos agregarle el escarnio. La lista de personas que han anunciado equivocadamente el fin del mundo es larga. Recientemente está el ejemplo de Harold Camping, quien anunció que el 21 de mayo del 2011 sería el fin del mundo. Muchas personas donaron dinero al ministerio de Camping, el cual recibió millones de dólares. La campaña incluyó panorámicos en los EE.UU. que anunciaron la venida del Apocalipsis.

Cuando este no llegó, se cambió la fecha al 21 de octubre del 2011. Tampoco sucedió. Camping murió en diciembre del 2013, tachado como falso profeta.

No agreguemos nuestros nombres a esa lista. Eso traería una pérdida de credibilidad y escarnio al nombre de Jesús. ¿Qué van a pensar nuestros compañeros de estudio o de trabajo cuando el lunes estemos de vuelta a la normalidad? Anhelemos la venida del Señor Jesucristo y anunciemos el evangelio. Pero la fecha de su venida le pertenece a Dios.

Si queremos aprender profecía bíblica, hagámoslo bien. Las secciones apocalípticas en la Escritura son preciosas y nos apuntan a Jesucristo. Al final, un verdadero entendimiento de la profecía nos llevará no a tener un deseo morboso de saber la fecha del fin del mundo, sino a decir como el apóstol Juan (Ap. 22:20):

Amén. Ven, Señor Jesús.




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Una versión de este artículo se publicó en Palabra y Gracia.

[1] Hay un buen número de páginas y canales en YouTube que anuncian variaciones de esta falsa doctrina.

[2] Aunque Apocalipsis es un libro difícil de interpretar, nos parece buena la que ofrece el comentarista Leon Morris: “En este simbolismo debemos discernir a Israel, la nación escogida por Dios. Las doce estrellas son los doce patriarcas, o las tribus que descendieron de ellos. El simbolismo es aquel del sueño de José (Gn. 37:9 […]). A la luz de este simbolismo del Antiguo Testamento, no es necesaria referencia alguna a mitología pagana” Leon Morris, Revelation: An Introduction and Commentary, vol. 20 of Tyndale New Testament Commentaries. (Downers Grove: InterVarsity Press, 1987), 153. Para una interpretación de este pasaje con la mujer representando la comunidad mesiánica, consultar Alan Johnson, Revelation, The Expositor’s Bible Commentary vol. 12 (Grand Rapids: Zondervan, 1981), 512-514.

Jonathan Latham (BS, MA, DMin) nació en el Congo, África, de padres misioneros, y creció en Toledo, Ohio. Estudió una licenciatura en aviación misionera y cursó una maestría y doctorado en ministerio. Con su esposa Wendy fue misionero en la Guinea Ecuatorial, África, y en España, llegando a la Universidad Cristiana de las Américas en Monterrey, México, en el año 2009.

Coalición por el Evangelio

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